¿Te gusta “La Guerra de las Galaxias”? Lee esto:
La frase “Que la fuerza te acompañe” creada por George Lucas y utilizada no solo por los jedis en la saga mencionada, tiene su origen directa o indirectamente en El Evangelio.
En el Evangelio según San Juan 14:16, Jesús les dice a sus apóstoles “Yo rogaré al Padre, y él les dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre” refiriéndose al Espíritu Santo. Algunas traducciones usan la palabra “Defensor” o “Protector”.
La palabra griega parakletos, es la fuente de la palabra española “paráclito” que usualmente se aplicaba a un abogado familiar que estaba cerca y en servicio permanente.
Los traductores de la versión inglesa King James decidieron traducir parakletos con la palabra inglesa Comforter (consolar, confortar) porque en aquella época el idioma inglés estaba más estrechamente conectado con sus raíces históricas en el latín. Hoy la palabra se entiende en el sentido de consolar en medio de una dificultad. Pero su significado original era distinto. Se deriva de la palabra latina comfortis, que constaba de un prefijo (com-, “con”), y una raíz (fortis, “fuerte”).
En consecuencia, originalmente la palabra contenía el significado de “con fuerza”. Lo que estamos diciendo es que el Espíritu Santo no viene a la gente de Cristo a sanar sus heridas después de la batalla, sino a fortalecerlos antes y durante la lucha.
Así que no temas decirle a tu hermano “Que la fuerza te acompañe” que vendría a ser el equivalente a decir: Ve con el poder del Espíritu Santo o No olvides que eres cristiano.
El Espíritu de Dios también estuvo en la creación “Hace mucho tiempo, en una galaxia lejana, muy lejana…”;
Dios creó todo el universo.
Lo crees?
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Reseña:
El tema del Espíritu Santo desata mucho interés en estos días; pero al mismo tiempo abundan ideas y aseveraciones ajenas a la Biblia en torno a la persona y la obra del Espíritu. En este librito de Preguntas Cruciales, el Dr. R. C. Sproul establece la enseñanza bíblica sobre la identidad del Espíritu: una de las tres personas de la Divinidad, junto con el Padre y el Hijo. El autor también bosqueja algunos de los roles fundamentales que desempeña el Espíritu: dar nueva vida a los creyentes, luego santificarlos, fortalecerlos, enseñarles, y ungirlos para el ministerio.